El principal objetivo de las dietas hospitalarias es mejorar la salud de los pacientes y darles los alimentos y nutrientes necesarios según su diagnóstico. Los nutricionistas encargados de hacer las dietas intentan abocar sus esfuerzos en elaborar dietas variables y que agraden a los pacientes. Si quieres especializarte en la elaboración de dietas hospitalarias puedes cursar nuestro Postgrado en Dieta Hospitalaria y aprender todo lo necesario sobre ella.

¿Qué son las dietas hospitalarias?

Una dieta adecuada ayuda a prevenir riesgos en la salud de las personas, igual como contribuye a un mejor bienestar social y físico. Las dietas hospitalarias se realizan en base a la dietética. Para elaborarlas también es necesario tener en cuenta las necesidades psicológicas y físicas del paciente en cuestión, además de la patología que le hayan diagnosticado.

Por este motivo las dietas deben ser restrictivas en cuanto a los alimentos que utilizan. Lo más importante es tener en cuenta que cada dieta se ha elaborado por un paciente en particular, eso significa que se debe adaptar al diagnóstico de cada uno y a las exigencias de su estado de salud.

Tipos de dietas hospitalarias

  • Dieta basal. Esta es la dieta para aquellos pacientes que no necesitan ninguna modificación, que pueden comer de todo. Esta dieta contiene aproximadamente 2.500 kcal y se adapta a las necesidades nutritivas de un paciente sin ningún tipo de alteración alimenticia.
  • Dieta líquida. Esta dieta hospitalaria está formada por líquidos claros, infusiones y zumos. Está pensada por aquellos pacientes que salen de quirófano, sobre todo después de operaciones intestinales, y están empezando a tolerar los alimentos. Debido a su bajo aporte calórico, debe ser compensada con sueroterapia.
  • Dieta semilíquida. Es la dieta ligada a la anterior. Después de los líquidos proporcionados, se le añaden alimentos semisólidos como yogures, sopas, leche…
  • Dieta blanda. En cuanto a aportación energética es muy similar a la dieta basal, pero esta está esencialmente formada por alimentos cocidos o blandos. Hay dos tipos de dieta blanda: la banda de postoperatorio y la blanda mecánica. La primera es más suave y tiene menos calorías.
  • Dieta astringente. Es una dieta especialmente por aquellos pacientes que sufren gastroenteritis o cualquier enfermedad que pueda provocar diarrea. Es una dieta sin residuos, muy baja en fibra y compuesta por alimentos como el arroz blanco, pollo, frutas cocidas, pan…
  • Dieta especial por sonda nasogástrica o enteral. Este tipo de alimentación está indicada para los pacientes que no pueden ingerir los alimentos de forma normal o independiente. Se utilizan preparados enterales para la alimentación con sonda según los protocolos y las guías farmacológicas del hospital en cuestión.
  • Dieta hipocalórica de 1.500 / 2.000 kcal. Se tratan de dietas bajas en calorías y sin azúcares utilizadas en pacientes diabéticos o con exceso de peso.
  • Dieta absoluta o ayuno. Se trata de la restricción completa de la ingesta de alimentos y líquidos. Se aplica a las personas que van a ser operadas, las cuales empiezan el ayuno ocho horas antes de la operación. También se dejan en ayuno a aquellos pacientes de postoperatorio inmediato, dependiendo de la duración que haya tenido la operación.