¿Sabes a qué nos referimos cuando hablamos de fast food y slow food? ¡Descubre estas dos tendencias gastronómicas totalmente opuestas en nuestro post de hoy!
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Fast food
El primer término llegó a España a finales de los 70 de la mano de dos gigantes americanos, Burger King y Mc Donald’s. Dos cadenas que basaron su negocio en servir comida hipercalórica de forma rápida y a precios muy asequibles. En definitiva, crearon el concepto fast food tal y como lo conocemos hoy en día. Esta forma de negocio no tardó en asentarse en nuestro país, y las cadenas empezaron a abrir sucursales y franquicias. A día de hoy, podemos encontrar varios de sus restaurantes en cualquier ciudad española.
Como el negocio era rentable, a finales de siglo se multiplicaron las cadenas dedicadas a servir este tipo de comida. Sobretodo en países como Estados Unidos, donde la sociedad ha integrado la comida fast food en su dieta habitual. Subway, KFC, Pizza Hut o Dunkin Donuts son otras de las cadenas fast food más conocidas a nivel mundial.
Durante la década de los 90, empezaron a aparecer grupos que denunciaban la calidad y la composición nutritiva de los alimentos servidos por dichos restaurantes. Y no se equivocaban, la mayoría de productos contenían un gran porcentaje de azúcares, grasas saturadas y sal. Fue en ese momento cuando se creó el término “comida basura” para designar los alimentos servidos por cadenas fast food.
Slow food
Las campañas contra la comida basura y la prevención de la obesidad han ido concienciando a la sociedad española. Pero uno de los movimientos que más ha contribuido a ello es la corriente slow food, que apareció a raíz de la apertura de un restaurante Mc Donald’s en la capital italiana.
Esta idea se opone a la comida basura, defendiendo los productos naturales, saludables y de proximidad. El movimiento slow food apuesta por una comida de calidad basada en recetas locales, pagando un precio justo por ella y disfrutándola sin prisas. Esta corriente, que podríamos definir como gastronomía sostenible, también defiende a los productores pequeños e intenta salvaguardar el patrimonio alimentario.
Fast Food y Slow Food, ¿Compatibles?
No toda la comida “rápida” como las hamburguesas o las pizzas tiene que ser comida basura. Cada vez hay más restaurantes que optan por servir este tipo de comida con un alto valor nutritivo e ingredientes de calidad. A la vez, las típicas cadenas de comida rápida han querido desvincularse un poco del término “comida basura” y han incluido ensaladas y productos menos calóricos en sus cartas.
En estos últimos años, ha aparecido un nuevo modelo de negocio que combina fast food y slow food. Las dos corrientes se han mezclado y se han abierto restaurantes de comida rápida que ofrecen productos saludables y de proximidad, incluso menús vegetarianos y veganos.
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